Un breve silencio se apoderó del ambiente. La información revelada por el anciano había llegado clara a los oídos de los jóvenes, pero estos no lograron asimilarla por completo debido a lo inesperado e ilógico que parecía sonar. Solo logró crear más que confusión en sus limitados entendimientos.
—Eso no puede ser—dijo Tarek con extrañeza en su expresión—Nadie pudo haber tocado a Kayla—.
La joven mujer sujetó el brazo de su hermano, acercándose más a él y viendo con seriedad al anciano, en un gesto de dar su fiel apoyo al argumento que Tarek expresaba.
Viendo que la información había dejado confundidos a los chicos, el anciano intentó devolverles la confianza expresando una sonrisa y explicando mejor su hipótesis: —No es como ustedes lo imaginan. No es necesario tocar a la persona para poder extraer sus células madre. Ya les había dicho que anteriormente se usaba únicamente el cordón umbilical para esa operación—concluyó.
—¿Cómo así? ¿Cómo sucede?—preguntó confundido Tarek.
—Se generan