LIII

—Hola —saludé.

Y él me devolvió el saludo con la mano sin ninguna expresión en su rostro.

Pronto me sentí intimidada ante su intensa mirada que me escudriñaba pensativo.

—Venía por un vaso de agua —susurré como tonta y él dejó la soda que estaba tomando sobre la encimera para volverse a la nevera y servirme el agua haciéndome sentir más torpe aún.

—Siento lo de ayer, Acheron fue...

—No hay problema Luna, el Alfa tiene motivos.

Esto me hizo fruncir el ceño.

—No, no los tiene. Eso de Luna ¿Qué significa? ¿Por qué todos siguen llamándome así? Mi nombre es Verónica —dije frustrada.

Él pareció más incómodo de lo que ya estaba y en ese momento entró Agnessa a la cocina.

—Buenas noche —saludó ella.

Y ambos respondimos a regañadientes.

Al parecer a él tampoco le gustaba mucho aquella loba.

—Debo irme —murmuró Rakish—. Buenas noches, Luna.

—Rakish, muchas gracias por salvarme.

Él se detuvo y asintió con la cabeza antes de marcharse.

Sentí la mirada de Agnessa sobre mí.

Y se la devolví retadora
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