140| Alex.
Levanté el mentón; tenía que lucir fuerte y empoderado. Lo primero que noté al entrar al Gran Salón principal, bajando las escaleras, fueron las fuertes miradas de todos los presentes.
Había miradas curiosas y miradas claramente llenas de envidia. Seguramente ser el cacique era el sueño de varios de los que estaban en ese lugar, pero esta era mi presentación y yo debía fingir no solo que quería hacer esto, sino que lo disfrutaba.
Ana Laura, a mi lado, apretó con fuerza mi mano mientras terminábamos de bajar las escaleras. Mi padre apareció de repente, me dio un sonoro beso en la mejilla y luego se volvió hacia el público levantando la mano y yo tuve el impulso de apartarme.
— Mi hijo Alexander y su mujer Ana Laura.
En cuanto pronunció esas palabras, el público estalló en aplausos. Algunos aplaudían más fuerte que otros. Ana y yo cruzamos una mirada; nos pareció que todo aquello era un poco hipócrita.
— Vengan por aquí — nos indicó mi padre — , voy a comenzar a presentarles.
Todos lo