—Solo te gusta alardear. Claro, como lo has perdido y ahora andas como una perra necesitada buscándolo, pero, será mejor que te resigne y dejes que continúe con su vida, después de todo, tu lo hiciste ¿no es así?.
—¿Y que si no quiero? ¿Me vas a obligar?. Porque hasta ahora… siento que todavía no has pagado por ser como un cáncer para mi, tú y tu hermana.
—Si. —ladea una sonrisa —Somos el cáncer que nunca podrás quitarte de encima.
—¿Cómo está tu hermana?. —su sonrisa se esfuma —Escuché por ahí que… se encuentra hospitalizada, ojalá y no se muera porque, debe pagar muchos años más en prisión.
—¡Maldita…
Estaba por golpearme cuando la señora Wolff llamó su atención al decir su nombre, Melanie rechi