Nathan
Escucho que tocan la puerta, miro el rostro de Ximena que esta levemente sonrojado.
— ¡Dios! ¿Quién será que molesta a esta hora? —Pregunto, me levanto del cuerpo de Ximena y la cubro con las colchas blancas mientras ella me mira—No salgas de ahí ¿Ok? —Añado