Había pasado una semana desde que Èliàn y Neithan obtuvieran la llave de oro de Niana. Colocaron las reliquias que ya tenían en una habitación de la nave especialmente preparada para contenerlas. Para el momento Élián se encontraba en su habitación acostada mirando hacia el techo, recordando el momento en el que se encontraba en El Jardín visitando a su madre.
Élián se levantó con rapidez de la cama y lo siguió hasta la sala de control de la nave. Era bastante amplia, tenía un tablero de controles frente a la entrada que abarcaba todo el frente de la nave, dos sillas colocadas frente al tablero y dos detrás sólidamente colocadas en el sue