Media hora después, en la mansión de los Williams.
"Veamos… ¿Que puedo comer? Oh, ¡Que buenas se ven estás fresas!"
Pensó Sophia tomando la pequeña cesta de fruta y sentandose en una silla dentro de la cocina.
— ¡Que dulces! ¡No están nada mal! — Exclamó ella comiendo una seguida de otra más.
En ese momento la puerta de la cocina se abrió y una sirvienta ingresó.
— Señorita.
— Oh, ¡Hola María! ¿Sucedió algo?
— Señorita, su esposo está aquí, él… Esta esperando por usted.
Sophia abrió sus ojos de par en par.
— ¡¿Vincent está aquí?! — Preguntó exaltada. — ¡No puede ser posible! Digo, ¿Con quién está? ¿Mamá o papá le recibieron?
— No señorita, en realidad él acaba de llegar y ha pedido que no mencionemos nada a nadie y la llámenos a usted.
"Que raro, pensé que vendría antes de la cena a eso de las seis de la tarde, per