CAPITULO VII
Levantada muy temprano, baje al salón donde deberíamos desayunar llamado DESCARTES, allí lo vi, creo que me esperaba. Me sonrió y me invito a su mesa.
- Hola, buen día, ¿Cómo dormiste?
- Bien gracias ¿Y tú?
- Bien, sabiendo que la buena compañera de la habitación contigua, estaba tan emocionada como yo de escuchar los dos ancianos que tocaban en la calle…
- Oye, ¿Los viste? Son fabulosos, desde que llegue los he escuchado, te aseguro que he intentando bajar, pero debo preguntar si se puede a esa hora.
- Entonces, - respondió Diego- bajaremos juntos.
En esos momentos llego el chico con la carta para que solicitáramos el desayuno. Pedí dos arepas con carne y un buen café con leche.
Él solicito lo mismo, agregando un jugo de naranja. Nos sirvieron y luego de desayunar pasamos al salón respectivo para escuchar la primera charla y de allí nos dividiríamos según el interés de cada participante.
La charla estuvo centrada, el moderador hablo sobre los beneficios que traería el t