Por Emanuel
-Mamita, ahora que estoy más tranquilo, quiero ir a las hamacas ¿Me llevás?
-Sí, amor, andá un momento con Viví, que yo hablo un tema de adultos y voy con vos.
-Pero no tardes.
-No, mi cielo.
Estoy asombrado por muchos motivos.
No puedo creer que Solange sea madre, no lo hubiera adivinado ni en mil años, también me asombra enormemente como mi antipática vecina trata a su hijo, realmente lo hace con cariño y si supongo que es fingido, lo descarto, porque el niño la trata de la misma manera, además busca su apoyo y contención.
¿Quién será el padre?
Dante es italiano.
Habla bastante bien en castellano, pero ese acento, tan dulce, como el de su madre, porque, aunque me cueste reconocerlo, esa maldita mujer me vuelve loco con la dulzura de su voz con ese dejo italiano.
Me estoy yendo por las ramas y creo que es porque sé lo que se me viene encima.
-Acompañame.
Me dice Solange.
-Yo… sólo era una broma.
- ¿Una broma? ¡Mi hijo estaba acá afuera y vos me desataste el bikini y me esc