Por Emanuel
Estaba por entrar al gimnasio, el que queda más próximo a mi domicilio, cuando veo unos pasos delante mío a Solange.
¡Qué culo!
Pensé, pero ese pensamiento me molestó, ella se cree una reina, mira a todo el mundo por arriba de su hombro y por supuesto que le voy a dar una lección.
Me retrasé esperando que ella entrara al gimnasio.
Me asomé y vi que Lily, la recepcionista que siempre me miraba, gritándome con sus ojos que esperaba de mí algo más que una sonrisa, la estaba atendiendo.
Es mi oportunidad, pensé.
Sé cómo manejar a las mujeres, me voy a divertir un rato y Lily me va a ayudar.
La encaré decididamente y por supuesto, conté con toda la colaboración que esperaba.
No me salió gratis, para asegurarme de tener de mi lado a la recepcionista, la invité a cenar y a partir de ese momento, la chica, por poco y dejó de pensar.
Me encanta tener el poder de todas las situaciones.
Hice echar a Solange del gimnasio.
Luego voy a tener que dar alguna explicación, porque estoy segur