AURORA SUMMER

A lo largo de los años, el parque ha sido uno de mis lugares favoritos para ir siempre que siento ganas de rendirme, principalmente porque veo niños pequeños corriendo por ahí y divirtiéndose mucho, aunque desearía que mi hijo fuera uno de ellos.

Había algo en la risa de un niño que daba calidez a mi corazón. Era como si el sonido me estuviera diciendo que yo estaría bien y que superaría aquello.

Estaba muy perdida en mis pensamientos cuando alguien tocó mi hombro y di un respingo.

—¡Te atrapé, te toca! —oí decir a un niño pequeño, y me giré hacia él con una sonrisa.

—Hola, señorita bonita, ¿quieres jugar a las atrapadas? —preguntó, y no pude contener la risa por la forma en que habló, como un pequeño caballero invitando a una dama a salir.

—Ah, ya que fuiste tú quien preguntó, lo pensaré —repliqué, y él me dio una sonrisa pícara.

—¿Cómo te llamas? —quiso saber de repente.

—Aurora. ¿Y tú? —le devolví la pregunta.

—Me llamo Sammy, estoy aquí con mi niñera. A ella le gusta