Las palabras de Alejandro encendieron de la furia de Leo otra vez, que se preparó para atacar.
Lo abracé con fuerza.
—Yo te creo.
Si ya había decidido aceptar a Leo, era porque estaba lista para asumir las consecuencias.
Como dijo Vania: "Un lobo que pudo controlar sus feromonas a los 18 años, tiene una fuerza de voluntad inigualable".
Ese tipo de hombre no se rinde ante los instintos, por el amor.
Por eso, creo que no me dejaría perder.
Me giré hacia Alejandro con una sonrisa fría.
—No todos los líderes son tan patéticos como tú. ¿Y por qué crees que yo no podría recuperar a mi lobo?
En ese mismo momento, me transformé en mi forma loba.
Una loba con pelaje plateado absoluto, sin una sola mancha. Mis garras brillaban bajo la luna.
—No vuelvas a aparecer frente a mí, si no, te mataré.
—¡Ofelia! —gritó Alejandro con su sentimiento profundo.
Pero yo nunca jamás miraría atrás.
Leo me susurró al oído, con voz ronca:
—Cariño, él te hizo tanto daño, ¿seguro que no q