Alondra tampoco pudo dormir, sumida en el pánico. Había hecho impresiones de las informaciones del sujeto que mataron a tiros. Los medios publicaron, en el internet numerosas fotos del tipo y era el mismo que vimos estupefacto, seguramente sorprendido de haber sido asesinado de esa manera tan cruel y despiadada y también incrédulo de estar muerto. Ella llegó a mi casa ojerosa y con las copias del rostro del fulano ese que sacó de los portales.
-Se llamaba Klaus Winfield, tampoco le robaron, simplemente lo mataron-, temblaba Alondra y tenía los ojos encharcados por las lágrimas.
-¿Por qué nos buscó a nosotras?-, me serví café. Me sentía tan mal que rompí mi régimen.
-Creo que fue causalidad, el tipo estaba espantado de haberse muerto-, también se sirvió café Alondra.
-Rudolph está intentando averiguar qué es lo que ha pasado-, le dije.
-Estamos frente a un asesino en serie. Creo que nosotras somos el objetivo, el finadito ese quería advertirnos-, especuló Alondra.
-En