Karoline se encontraba parada en la entrada de aquel club de baile, dudaba si
estaba haciendo lo correcto, dio un paso dentro del lugar, la estridente música enese momento le pareció molesta, suspiró fuertemente antes de atravesar la pistapara subir las escaleras.Finas gotas de sudor perlaban su frente, su corazón latía tan de prisa que pensabaque en cualquier momento saldría de su pecho, sintió que quizás no podríacontinuar, sobre todo al llegar frente a la puerta del privado, se armó de valor parahacerlo, empujó la puerta fuertemente,al ver lo que ocurría dentro sus enormes ojosazules se abrieron con incredulidad, en el interior del lugar una pareja se besabaapasionadamente.El hombre apartó de inmediato a la chica sentada sobre sus piernas, se sorprendióal ver que ahí estuviera ella, Karoline se sintió furiosa, se abalanzó sobre él para
empezar a golpearlo fuertemente, aquel hombre no creía que su novia estuvierahaciendo aquello, debido a la impresión solo se dedicó a cubrir su rostro para evitarlos golpes.La chica amable y dulce se había transformado.—Karo, esto no es lo que parece. —El hombre intentó justificarse.Los ojos de Karoline se volvieron tan fríos que su mirada daba miedo.—Ahórrate las explicaciones —contestó tajante —dude en venir cuando leí elmensaje, por un momento creí que sería mentira.—Solo estaba aquí hablando con esta chica, es la novia de mi amigo y me ha pedidoque la acompañe.—Ja, ja, ja, ¿Piensas que creeré en tus mentiras?—No se que mensaje te han enviado, lo que sea te aseguro que no es cierto, Karo,sabes bien que yo te amo, te lo he demostrado. —Karoline no podía creer sucinismo, la chica intentaba controlar su furia, respiraba agitadamente, y apretabafuertemente los puños de sus manos, tanto que le dolía hacerlo.Puso delante del hombre la pantalla de su teléfono, donde había una foto de losdos perros desnudos acurrucándose íntimamente!Él iba a decir algo, pero un fuerte golpe en la cara se lo impidió, sin darle tiempo amás, Karoline salió de ahí con la misma prisa con la que había entrado, limpió laslágrimas de su rostro, no podía creer lo que acababa de suceder, pensaba que él laamaba tanto como ella a él.La chica que estaba con él, se hizo a un lado cuando Karoline pasó junto a ella, se cubrió elrostro pensando que también la golpearía, pero una zorra como esa no valía la pena.Camino rápidamente para alejarse, era una mujer fuerte e independiente, no le daría elgusto a ese patán de arruinar su vida, necesitaba beber, y eso es lo que haría, así podríaolvidar sus problemas cuando menos durante ese día.— Eres fuerte Karoline, has salido de cosas mucho peores que está, ese desgraciado novale la pena —Se repetía una y otra vez.Se dirigió a un bar cercano, conocía al barman del lugar, era muy bueno escuchandolas penas de los clientes que tomaban en la barra, escuchaba tantas historias quepodía escribir un libro de páginas infinitas.Karoline se sentó frente a la barra.—¿Whisky doble como siempre?— preguntó el barman.
— Exacto— Karo le sonrió.—¿Ha pasado algo? Hoy traes un brillo diferente en tu mirada.— No es nada, hay cosas a las que no debemos darle importancia o nos comeránpor completo.Esas palabras confirmaron al barman que definitivamente algo pasaba, la chicatrataba de disfrazar su tristeza.—Lo que tomes hoy va por cuenta de la casa pequeña. —Le sonrió intentando queella olvidará un poco su tristeza.—Gracias— Contestó intentando forzar una sonrisa, lo logró a medias.En una mesa cercana, un grupo de hombres parecía estar celebrando, eran un pocoruidosos para su gusto.Uno de los hombres se acercó a la barra para pedir otra ronda, Karo volteó a verlo,era la primera vez que lo veía en el bar.—¿Foráneo?— preguntó mientras lo veía con curiosidad, había tomado variostragos, cuando eso ocurría se le soltaba la lengua.—Así es, recién he llegado a la ciudad.—Respondió con una amplia sonrisa, él también ya había bebido algunas copas.El hombre tenía un ligero acento italiano que lo hacía ver sexy.Era muy alto, Karoline lo escaneó con la mirada, a través de lo ropa podían notarselos músculos de sus brazos, era un hombre fuerte, el color negro intenso de su pelo,hacía resaltar el color de sus hermosos ojos verdes.Sin quererlo, Karo sintió un calor recorriendo su vientre.Karoline también había llamado la atención de aquel hombre, la observó cuandoentró, pensó que esa rubia era muy bella y sexy, ahora que la veía de cerca se dabacuenta de que sus facciones eran muy finas, tenía un rostro que le parecía dulce,sonrió ante ese pensamiento.—¿Qué haces aquí tan solita? Puedes venir con nosotros a nuestra mesa, teaseguro que no nos comemos a las muchachas bonitas.Karo no supo porqué, pero al hablar con aquel extraño se disiparon por un momentosus penas.—Está bien, por hoy me permitiré tomar con un extraño— El barman se le quedóviendo, él tampoco conocía a aquel hombre, se acercó para susurrarle algo en el oído
de Karoline.—Cualquier cosa aquí estoy, no dudes en llamarme.—Gracias.— Contestó despacio. —Se alejó con el extraño hacia su mesa.—Chicos, hoy nos acompañará a celebrar, está hermosa, rubia, así que no quieroque la molesten.—Entendido jefe. —Dijo otro de los chicos, haciendo un saludo militar, por lo que losdemás rieron.Poco a poco la mesa se fue quedando vacía, era viernes, el fin de semana se lose dedicaban a sus familias, así que se despidieron.En la mesa solo quedaron Karoline y aquel extraño, pero guapo hombre, ella yaestaba más que tomada, el hombre también estaba ebrio.El alcohol hacía que Karo no se callará sus pensamientos, lo que por lo general lametía en problemas, por eso siempre al tomar se ponía límites.—Oye rubita, eres muy bella, ¿Lo sabes?— Dijo el hombre mientras enrollaba unmechón del pelo de la chica en uno de sus dedos.—Lo sé— le guiño un ojo mientras quitaba la aceituna que tenía la bebida de él y laponía sobre sus labios.—Deliciosa. —Dijo mientras la miraba fijamente.—¿Qué?—La aceituna. —Contestó mientras esbozaba una sonrisa coqueta.—¿Quieres?El hombre se acercó para tomar la aceituna de entre los labios de ella, al tocar suslabios sintió un ligero toque eléctrico que recorrió su cuerpo.—Dios que calor— Karoline se abanicó con sus manos, ese italiano era fuegoardiente.—Casate conmigo rubita. —Soltó sin más el hombre.—Me gustas, vamos a hacerlo. —Karo contestó inmediatamente sin pensarlo.El italiano llamó al barman, para que los casara en ese momento.—Chicos, yo no puedo hacerlo.—¿Cómo se llama este bar?— preguntó Karoline, aunque claro que ella lo sabía
perfectamente.—El Bar del Barco.La decoración del lugar era una réplica exacta de un barco antiguo.—Entonces si este es un barco, tú como barman vendrías siendo el capitán, así quepuedes casarnos— Dijo el italiano.El barman se dio por vencido, era mejor seguir el juego de aquellos dos ebrios, así lodejarían ir y podría seguir atendiendo la barra.—Está bien, esperen aquí.— Se alejó y un par de minutos después regresó trayendoconsigo un par de hojas y un par de bolígrafos.—Ahora si, por el poder que me otorgan las leyes del mar y como autoridad ycapitán de este barco, en este momento los declaro marido y mujer, lo que la ley delmar ha unido, no puede separarlo el hombre.Les pidió firmar las hojas en blanco, los dos ebrios firmaron con garabatos, fue muydifícil que pudieran apoyar los bolígrafos sobre las hojas, sería por lo ebrios queestaban o porque no paraban de reír a carcajadas.—Listo, ahora puede besar a la novia.—Dijo el barman, tomando muy en serio su papel.Los dos ebrios sonrieron, ahora ya eran esposos, se dieron un beso tremendo, deesos que dan envidia a los que están solos.—Ahora ven conmigo, iremos a mi cuarto de hotel para consumar este matrimonio.