Esteban.
Fui al armario de Ángela, no me gusta tomar su ropa pero seguro habrá algo que le quedara a Celeste, tomé un vestido negro ibarra a resaltar su linda pie blanca, lo tomé y salí. Al caminar en el pasillo me encontré a 3 sirvientas y las detuvo.
-Quiero que les quede algo muy claro y quiero que se lo digan a los demás, hoy llegó una nueva muchacha, ella es mi acompañante nadie puede tocarla excepto yo, la van a reconocer es blanca.
Ellas asintieron con la cabeza yo les pase por un lado, al llegar a la habitación me encontré con la agradable sorpresa que estaba mi madre y Ángela. Después de que se fueron me acerqué a Celeste se estaba mirando los pies y se estaba cubriendo el cuerpo, puse mi mano en su mejilla y la hice que me mirara al rostro.
-Qué pasa querida.
Ella no me quería mirar a los ojos miraba hacia la pared.
-Me dio vergüenza tu madre sabe quién soy y lo que somos.
-Claro yo mismo se lo dije.
Fue cuando me volteo a ve