- Entonces André, aceptas a esta mujer como tú esposa y compañera, en la salud y enfermedad, pobreza y riqueza, ¿para honrarla y amarla hasta que la muerte los separe? - el anciano sacerdote preguntaba con seriedad.
- Acepto - respondió André con amor y determinación.
- Entonces los declaró, marido y mujer, puedes besar a la novia -
El beso de los recién casados fue largo y lleno de amor y dulzura, hubo lágrimas, alegría y gritos de emoción, la madre de Nereida lloro de felicidad al ver a su pequeña hija casada, y la novia era la mujer más feliz y dichosa del mundo, André lucia orgulloso y feliz, finalmente había tomado como esposa a la mujer que amaba con su ser enteró, y su felicidad apenas comenzaría, pensaba el.
- Te ves hermosa Nereida - dijo Andrómeda feliz de ver a su hermana del alma dichosa con el hombre que amaba.<