"La verdadera fuerza no se mide por lo que puedes cargar, sino por la capacidad de cuidar y proteger a quienes amas."
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ALBERTH
—¡Qué mierda! —exclamó Joselyn, levantándose de la cama, visiblemente furiosa y a punto de explotar.— Alberth, me estás cargando una broma de mal gusto.
—Cálmate. Y no, le hice una promesa a mi amigo Edwards y debo cumplirla. Me casaré con su hija, pero será por un contrato de cinco a seis años.
Joselyn estaba claramente molesta. Se puso su ropa interior apresuradamente y se sirvió una copa de coñac. Negué con la cabeza al ver eso; no me agradaba ver a una mujer bebiendo en estas circunstancias.
—¡Qué locura! O sea, ni siquiera me has pedido que sea tu esposa y tienes que casarte por una maldita promesa que le hiciste a un estúpido muerto.
—Joselyn, ese vocabulario no te lo conocía —dije mirándola severamente.
—Pues lo siento. Explícame bien, necesito aclarar la cabeza.
Le expliqué todo sobre la supuesta boda y los motivos detrás de ella, pero ella inte