CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
Alexander
Miré su rostro sorprendido, encontrándome con unos adormilados ojos que relucían con amor ¿hacia mí? Yo estaba completamente seguro de que la amaba y que no podía estar ni un solo segundo alejado de ella, mi alma estaba unida a ella.
Aún me sorprende lo rápido que me enamoré, lo rápido que he caído y ahora que he confesado como me siento hacia ella, que la amo y al recordar su respuesta las dudas llegan a mí.
¿Dirá que me ama sólo por no rechazarme?
¿Lo dirá para no hacerme quedar como un idiota?
- Alexander - susurra su voz y mirándola noto que se ha acercado a mi, sus labios rozan los míos mientras sus manos acarician mis mejillas, mi mano va hacia su cintura y jalando la acerco a mi -