CAPÍTULO DIECINUEVE

Alexander

La adrenalina corría por mis venas con rapidez.

Al igual que mi miedo.

Torpemente me escabullía entre los árboles, rocas y otras cosas que se interponían entre mi huida de los lobos, los cuales seguían detrás mio, no me daba constantemente la vuelta para saberlo pues sus fuertes pisadas me lo dejaban saber, no sé cómo rayos me metí en esto, solo quería una tarde normal la idea de estar con Janet no me parece tan horrenda comparado con el ahora, todo por no querer estar con ella.

Transpiraba con rapidez sintiendo que el aire se escapaba demasiado rápido de mis pulmones, mis piernas dolían demasiado latiendo suplicando por parar ante cada paso, mis manos eran rasguñadas por las ramas de los árboles que quitaba con rapidez y aunque el dolor era insoportable