8-Beso, Confío en ti, te quiero

"Qué lo que tenga qué pasar, pase contigo"

ASTRID

Entramos a la casa y Damián fue directo a la habitación a colocarse ropa.

Después de varios minutos bajo, luego nos sentamos en la mesa.

Damián se sentó a mi lado izquierdo e hizo una especie de seña.

Apareció luz y dos chicas más, ellas comenzaron a colocar platos llenos de comida sobre la mesa.

Todo aquello se veía delicioso, aparte que las chicas trajeron variedad de platillos.

Empezamos a comer en silencio, cuándo siento que una mano me aprieta un poco el muslo izquierdo.

Sentí un escalofrío, eso hizo que me sobresaltara un poco, su cara era de total satisfacción, le gustaba como me hacía sentir.

DAMÍAN

Me encantaba todo lo que provocaba en Astrid.

Se ha adaptado muy bien estos días, pero hay algo que no me ha contado, claro casi no habla, también lleva pocos días desde que la encontré.

Me sentí tan bien cuándo me acaricio, con sus manos tan suaves y delicadas.

Mi lobo estaba alborotado.

Terminamos de comer y le dije que fuéramos a descansar.

ASTRID

Me dijo que fuéramos a descansar, yo solo respondí con un simple sí.

No sé porque no puedo decirle que no, cuándo me toca, o me dice mi Reina con esa voz tan sexy, es inexplicable eso que siento.

Estoy confundida porque no se sí debo alegrarme o asustarme, por lo que estoy sintiendo.

Subimos al cuarto, antes de acostarme a descansar tome una ducha lo más relajante que pude, me coloque una pijama que Emma me había regalado.

Ya tengo varios días que no la veo.

No digo yo, ya que siempre tiene qué estar junto al novio o mate, sea cuál sea el nombre, me parecen que son iguales.

Salgo de la ducha ya vestida, me encuentro con un Damián con unos pantalones pegado a su cuerpo, su torso esta completamente al descubierto .

Seguro que quiere darme un infarto, o quizá solo me esta provocando. Si desea lo último, creeme que puede lograrlo.

Camino largo de él ya que la habitación es muy amplia, me voy hacia la cama en dónde esté no puedo observarlo mucho.

Siento como mis mejillas se encienden,sé segura que estoy como la manzana que me comí hace poco.

Damían se coloca enfrente mío, cierra sus ojos mientras niega con su cabeza, no puedo dejar de observar sus facciones son finas, ¿me están comenzando a gustar?.

La palabra adonis le queda muy corta, para lo que el es en realidad.

—Deja de verme así, si no, yo no respondo —dice Damián.

Eso hizo que me sonrojara aún más.

Damián abrió los ojos y se acercó más a mí, no pude evitar desviar mi mirada a sus labios, el también hizo lo mismo.

En un rápido movimiento este estampó sus labios contras los míos.

Era un beso lento, pero con muchas emociones de su parte, después de unos segundos le correspondí el beso.

Sus labios son suaves, y su lengua acariciaba la mía.

Este chico besa increíble.

En un movimiento rápido se posiciono arriba de mí, mientras acariciaba mi muslo y yo dejaba leves caricias en su pecho.

Quería que siguiera tocándome quería sentir más, pero este se separó.

—Si sigo después no podré contenerme, y sé que no estás lista, tampoco quiero hacerte daño.

Solo me limité a asentir, por que tenía toda la razón.

El dejó un beso rápido en mis labios para acomodarse en la cama.

Me acomodó y le doy la espalda, me hala hacía él, y presiona su pecho con mi espalda.

Y por primera vez en mi vida después de que mi madre murió me siento feliz y la misma vez querida.

Antes de dormirme pregunté cómo se llama la manada ya que nunca me lo había dicho.

—Moon Black —Susurro en mi oído.

Moon Black repetí para luego caer en un sueño profundo.

**

Me desperté gracias a unas voces y ruido que provenían de la planta baja.

En el mismo instante en que abro mis ojos, Damián ya está de pie viendo por la puerta.

—Astrid tengo que sacarte de aquí lo más rápido posible —dice Damián en un tono preocupado.

¿Que está ocurriendo Damián? —respondo con el ceño fruncido.

—Están atacando la aldea —responde.

Me levante en seguida porque no quería ser atacada, haría lo que él me dijera.

Salimos de la habitación agarrados de las manos y bajamos, una vez abajo Damián empezó darle instrucciones a los demás.

—Quiero que las mujeres, niños y ancianos se vayan para el refugio ahora, y traigan a los Soldados.

—Tú y tú lleven a la luna al refugio —dijo señalando a dos soldados.

Mientras se acercaban no sé qué era lo que estaba sintiendo, pero no quería despegarme de Damián ni un segundo.

Cuando los soldados llegaron hasta donde yo me encontraba, cada uno se posicionó a mi lado y me hicieron señas de que nos marcharamos rápido.

—Esperen —dije estos pararon en seco —antes de irme tengo algo que decirle a Damián.

Me zafe de su agarre y me acerque a Damián y cuando llegue a su lado lo bese como nunca había besado a nadie.

Cuando me separe empecé hablar.

—Cuídate, por favor no me dejes sola no sé qué es lo que siento por ti, pero de lo que si estoy segura es que nunca lo he sentido por alguien más. No sé si vuelvas,

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