—Aprovecha que el pelón es soltero —susurré y Selig tosió marchándose.
—Mi chica haciendo de casamentera —mi lobo me abrazó por detrás y acarició la panza—. ¡Huele bien! —aspiró mi cuello y le di una mordida a mi hamburguesa—. Dame una probada.
Capté el morbo, pero quise hacerme la lerda y arqueé mi cuello. Sé que lo estoy tentando y eso me prende. Mi licántropo vampiro es increíble, él puede tolerar estar sin sangre por mucho tiempo. No se desestabiliza al oler sangre. Berwin es adicto a mi sangre. Su mordida me hizo mojarme y se me escapó un gemido. Por inercia cerré los ojos y tranqué mis piernas.
—¡Váyanse lejos, no nos enciendan! —reclamó Elin y su vampiro arrogante la besó acallando.
—Lo siento, fue culpa de mi lobo que me enloquece. Me portaré bien —respiré profundo y seguí comiendo ansiosa por ver su polla dura—. Siéntate a mi lado.
—Dame un momento —su voz en aprieto y puedo imaginar lo dura que se ha puesto.
—No soy la única adicta —me burlé traviesa.
Craig, lo veo con