Daniela se dio cuenta de lo que estaba haciendo y rápidamente empujó a Lucas: —Lo siento muchísimo, Lucas.
Lucas ya había levantado instintivamente la mano, queriendo abrazarla para protegerla, pero solo pudo bajarla con gran resignación.
Aun así, sonrió con su habitual calidez: —No te preocupes por eso. Este estruendo asustaría a cualquiera, incluso a mí.
Mientras hablaba, comenzó a desabrocharle el impermeable a Daniela y le puso su chaqueta encima.
El cuerpo helado de Daniela empezó a calentarse lentamente: —Gracias, Lucas.
Lucas afirmó con la cabeza ligeramente.
Eustaquio observaba la interacción con curiosidad.
Daniela había mencionado que estaba casada, pero nunca había visto a su esposo. Por la forma en que se llamaban, parecía que este joven no era su marido. Sin embargo, la forma cariñosa en que Lucas miraba a Daniela estaba llena por completo de amor.
Lucas definitivamente estaba enamorado de Daniela.
Sabiendo que no era un tema adecuado para discutir en ese momento, Eustaqui