Narra Alondra Ferreyra
Al día siguiente, fui despertada tiernamente por mi David, él me estaba dando tiernos besos y yo, encantada los recibía. Amaba eso de él, esa forma hermosa, única y dulce en la que él me despertaba y me motivaba a que abriera mis ojos, al nuevo día.
–Mi consentida, despierta preciosa – David me dijo, cuando abrí los ojos – Te amo, veo que has podido dormir muy bien, a pesar de la tormenta.
–Hola mi príncipe, claro que he dormido bien – Le di un tierno beso – Claro que, la tormenta me dio miedo, pero después me relajé en tus brazos y me dormí. Tú ¿Has podido dormir bien, mi príncipe?
–Sí, mi princesa, pero vamos a levantarnos y a vestirnos, tenemos que hacerlo. Te recuerdo, que estamos en casa ajena.
–Es cierto mi amor, estamos en casa de Jovana – Recordé – Vamos a levantarnos, pero antes, dame otro beso ¿Sí?
–Los que quieras, mi consentida.
David me dio un tierno beso y después ambos, nos levantamos de la cama. Nos vestimos con la ropa del día anterior, a falta