44: Inmunidad, algo más.
Narra René.
Cuando nos encontrábamos fuera del edificio y el frío me raspó la piel, me di cuenta que ambos estábamos desnudos.
Maldigo mi desesperación interna por el calor que desde hace rato me persigue queriendo explotar, y en cuanto estoy por meterla a mi auto, el vigilante me da su chaqueta y una almohadilla sin chistar. Le agradezco con la mirada y emprendo mi viaje hacia la clínica.
Marina comienza a balbucear cosas, a quejarse, y mi pecho duele hasta hacerme sollozar.
Tengo mucho miedo.
—Vas a estar bien, amor —le digo, tomando su mano fría que cuelga en el asiento trasero.
Quisiera decir o si quiera pensar desde fondo de mi corazón que nunca he querido lastimar a las personas que amo.
—¿Vas a ir con nosotros? —cuestionaba mi padre, colocando su corbata elegante.
—No estoy seguro.
—Bueno, decídete ya, ¿no? Solo faltan por alistarse las gemelas y Raúl, así que te da algo de tiempo para elegir.
La familia se había dividido en dos.
Mamá, Rodrigo, Raúl y Roxana, irían al festival