La despedida estuvo llena de lágrimas, mi hermanita se aferraba a mi camiseta, parecía desesperada por no dejarme ir, tuvo que ser apoyada por su madre, quien tomó mucha fuerza para deshacerme de mí. Fue desgarrador verla tan llorosa, y nunca imaginé que estaría tan triste por mi partida, pero era comprensible ya que estuvimos tan cerca en esos dos días.

"Prometo que volveré las próximas vacaciones…" murmuré, agachándome frente a ella, y limpié las lágrimas que corrían por sus mejillas, enrojecidas por el llanto.

Akemi todavía me miraba con los ojos llorosos y sollozaba limpiándose la nariz con la manga de su camisa, parecía estar tratando de aceptar la situación, y después de unos segundos, asintió positivamente. A pesar de su corta edad, era una niña muy inteligente y sabía que las rabietas no eran un comportamie