-¿Segura que no quieres quedarte un poco más? – le pregunto William a Diana que esta adormilada a su lado en la cama.
-Quisiera, pero no puedo – respondió sin abrir los ojos.
-¿Estas segura de eso? – inquirió divertido, y entonces le acaricio el cuerpo desnudo bajo las sabanas color blanco.
-No hagas eso – reprocho.
-¿Hacer qué?
-Tú sabes lo que estás haciendo – ella se movió y se recostó boca abajo en la cama con el fin de poder observar a William y a su picara expresión.
-No, no lo sé – soltó de manera infantil.
-Tratas de distraerme para que se me olvide que tengo que irme, pero lo siento mucho, no funcionara, la tía no tardara en irse y no quiero dejar demasiado tiempo sola a mi madre.
-Si te llevo puedes ahorrarte alrededor de tres horas de camino.
-Si, pero tú tie