XXIX. Un valioso aliado
De repente, vemos a muchas personas corriendo hacia la terraza, despavoridas.
No sé qué está ocurriendo, pero es obvio que nada bueno.
Nos contagiamos con el pánico general y como ganado que huye de las fieras, todos comenzaron a empujarse e intentar alejarse del peligro.
Como ando con tacones tan altos, a penas y me da tiempo a huir, siento como un hombre pasa a mi lado y me empuja con rudeza para que me aparte de su camino.
Me preparo para caer al duro suelo y que, de paso, todo el que venga detrás me pisotee en su carrera, pero unos fuertes brazos me atrapan y me pegan a la protección de un duro pecho.
Es Andrew, lo sé por el olor de su colonia. Me alza en brazos, así fácilmente y comienza a abrirse paso entre las personas desorientadas que huían.
Miro hacia atrás y veo a lo lejos, acercándose a unos hombres, con máscaras negras en la cara y con armas preparadas en las manos.
No voy a ser tan narcisista como para creer, que viene a por mí.
En este hotel se hospedan muchas personas