XXIII. Jekyll y Edward Hyde
Punto de Vista de Oliver Wilde
- ¿Lo trajiste? – le pregunto tenso a Edward, que acaba de bajarse del jet privado.
- Claro, aquí están, no te preocupes- me responde enseñándome el maletín donde están los 20 millones, que pidieron como rescate para dejarlas ir a ambas.
Sí, “ambas”, porque según los secuestradores, las dos hermanas han sido tomadas como rehenes y me hierve la sangre de pensar en el cinismo de esa perra.
¿De verdad se cree que yo no iba a saber qué ella está detrás de todo este asunto?
Tan inteligente se cree, que nosotros somos los estúpidos que nos vamos a pensar que solo porque ella está “secuestrada” con Megan, entonces no es la culpable de todo.
Tuve un impulso de decir que solo quería a la hermana embarazada, que solo pagaría por Megan, pero tengo miedo de que se inventen otra cosa y le hagan daño.
Pero cuando la tenga en mis manos, esta vez no podrá escapar.
Edward y yo nos saludamos.
No es tiempo de conversaciones afectivos familiares y menos entre hombres, así q