Capítulo 1148
—Gracias por tu preocupación, señorita Vázquez, pero confío plenamente en el carácter de mi esposo.

Dijo Ximena con una voz suave como el murmullo de un arroyo, pero que hirió a Lluvia como un puñal, causándole un dolor agudo en el corazón y dificultándole mantener su compostura.

—Ximena, eres joven
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