—Mari, cómo puedes hablar de mí así...
—Solo era una broma, no te lo tomes a pecho.
Mariana forzó una sonrisa en su rostro, intentando aliviar la tensión.
—No, no lo he hecho, sé que has estado de mal humor últimamente.
Ximena se sentía algo triste y culpable, pensando que sus palabras habían hecho