Andrés miró a Rebeca, quien sostenía con fuerza su tarjeta bancaria, con una mirada sombría y le preguntó con voz grave.
—¿Será suficiente para la operación del niño?
Rebeca levantó la vista, sus nudillos blancos alrededor de la tarjeta bancaria, y con voz temblorosa respondió:
—Suficiente... deberí