La expresión de Lisandro se tornó sombría y autoritaria en un instante, arrancando bruscamente el abrigo de hombre que llevaba Ximena.
Por fortuna, Isabella, rápida y hábil, atrapó el abrigo de cachemira gris, evitando que cayera al suelo como si fuera basura.
Lisandro se quitó su propio abrigo y lo