—A las mujeres no se les debe consentir demasiado. Cuanto más las consientes, más problemas creas. Al final, el que sufre eres tú mismo.
—¡Exacto! No se les debe consentir. ¡No podemos permitir que nos dominen con sus caprichos!
Marcus apoyó una mano en el hombro de Lisandro, le sirvió otra copa y b