Rebeca, después de colgar el teléfono de Elena, enfrentó a su madre con indignación.
—¡Mamá! ¿Cómo pudiste aceptar eso?
María, agitada, colocó a Amado en un sillón cercano.
—La señorita Ramírez dijo que puede ayudar a reducir la sentencia de Antonio. ¡Él es el único varón en nuestra familia Salazar!