Lisandro acababa de subir tres escalones cuando Ximena lo alcanzó, agarrando su brazo y sonriéndole, le hizo una señal negativa con la cabeza. Lisandro, reacio a bajar, finalmente cedió ante la insistencia de Ximena.
—Me contó Sofía que en el jardín de tu casa hay un hermoso bosque de arces rojos, q