Ximena notó que Mateo estaba desanimado y miró interrogante a Lisandro. Lisandro se encogió de hombros con una expresión que decía «¿acaso necesitas preguntar?». Ximena se levantó rápidamente para seguirlo, pero Iván y Felicia la tomaron de cada brazo, sentándola de vuelta en la silla del comedor.
—