Teresa sonrió y dijo: —¿No es maravilloso tener suerte?
—¡Por supuesto que sí! —exclamó Ximena tomando una profunda bocanada de aire fresco—. Deseo alejar toda mala fortuna y que desde ahora todo sea buen augurio.
Ximena apretó la mano de Teresa: —¡Espero que también te inunden las buenas vibras!
—T