Poco después, Ximena fue subida a una ambulancia y Sofía, con lágrimas en el rostro, la acompañó al hospital.
Apenas llegaron al hospital, Dax apareció acompañado de más personas, protegiendo tanto a Sofía como a Ximena mientras se dirigían a la sala de urgencias.
A las puertas de la sala, Sofía, angustiada, interrogó a Dax: —¿Dónde está mi hermano? ¿Por qué tú estás aquí y no él? ¿A dónde se fue?
Dax gesticuló intentando explicar, pero Sofía no comprendió. Sin paciencia, lo abofeteó. —¿Podrí