—¡Soy un amigo de Felicia! Llámame Mateo —Mateo le dio su número de teléfono en su reloj inteligente a Andrés.
—Si en el futuro hay tanta gente abusando de ti de nuevo, llámame.
Andrés miró desconcertado a su alrededor, observó a Dax, que estaba en el asiento del conductor con una expresión feroz, y luego miró al hermoso y adorable niño a su lado.
—¿Eres amigo de Felicia?
Andrés estaba sorprendido, se preguntaba cuándo su dulce y obediente sobrina había conocido a un amigo tan impresionante.