Ximena, a través del espejo, observaba atentamente los cambios en la expresión de Lisandro.
—¿Podría... ser?
La cara de Lisandro no mostraba cambio alguno, Ximena continuó: —Antes de que te quiten los puntos, sería mejor que descansaras en cama en casa para evitar que las heridas se abran.
Lisandro asintió: —Tienes razón.
Ximena, después de ayudar a Lisandro a secar el pelo, tomó un poco de la crema para bebés que usualmente usaba Felicia, la puso en las mejillas de Lisandro y suavemente la