Capítulo 28. Inquietudes.
Capítulo 28.
Inquietudes.
En casa, Valentina se pone cómoda; ella toma lugar en el sofá sintiéndose aún mareada, con náuseas. Los síntomas han persistido; aunque ella intenta manejarlo, siente esa sensación que se suma a la impaciencia de ver a Ricardo llegar.
Él toma lugar frente a ella en el sofá; el silencio es incómodo entre los dos, ella lo mira en silencio, esperando que él tome la iniciativa y inicie la conversación.
—Hoy realmente no ha sido un buen día, Valentina; no debiste irte así, desaparecer de esa manera.
—¿Fingirá que le importa? ¿Por qué no mejor se ahorra el discurso y va al grano? Puedo iniciar yo si tanto le incomoda. Si lo que le preocupa es que estuvimos juntos sin protección, no debe preocuparse, me tomé una pastilla de emergencia; aún no rompo el acuerdo que tenemos.
—Quiero disculparme, Valentina, por lo sucedido. Sé que las cosas no pasaron de la mejor manera, que entre tú y yo la convivencia ha sido difícil, pero eso no significa que no me import