Hanna Becker
New York
El primer paso ya estaba dado, y eso era lo mejor de todo esto. Devin había aceptado mi tregua y eso iba a ser, un gran beneficio para los dos. Adiós al estarnos peleando todos los días en la casa, ahora sí por fin íbamos a poder convivir, al menos sin estarnos ofendiendo y ya podríamos ambos sentirnos bien, al llegar a la casa y no estar pensando en que, se podría dar otra pelea.
–Gracias, Devin – Lo miré agradecida – Me alegra que aceptaras, porque, aunque no lo creas, odio estar peleando contigo, con todo el mundo en general, para ser exacta.
No me gustaba estar enojada con nadie, ya que a los cinco minutos ya estaba olvidado el enojo que me causaron o por lo que haya sido.
–Yo también lo odio, Hanna y gracias por conseguirme todos esos datos, para meterme a lo de estudiar para chef, no tenías que hacerlo.
–Claro que, tenía que hacerlo, Devin – Respondí – Era más bien, lo menos que podía hacer, después de lo que pasó.
–Yo tampoco me he portado muy bien contigo