—Lacie —dijo él —. No es nada, estoy bien… ¡No llores por favor! Lo siento. —le decía una y otra vez —. No me ocurre nada, te prometo que todo está bien, es solo una quemadura —dijo preocupado cuando ella finalmente lo miró.
Ella lloraba desconsoladamente, se acercó a él, Renaldo iba a ponerse la c