Te amo.
Catherine.
Mientras el tiempo avanza, la esperanza también lo hace.
Si tan solo pudiera viajar al pasado y ver mi antiguo yo, le daría un abrazo y le diría que en mi futuro hay personas que nos harán felices.
Mi abuelo se enteró de lo sucedido hasta que dieron de alta a mis bebés. Es un señor hecho a la antigua que utiliza las redes sociales para estar informado, además de que mis visitas hacia él, de por sí, eran escasas.
— ¿Dónde están mis pequeños? – pregunta con emoción.
Zack carga a la niña entre los brazos y yo al niño.
—Catherine, ¡Muchas felicidades! Déjenme cargarlos.
Se acercó a Zack y este le pasó a la niña a los brazos.
—Tiene el pelo claro como el de tu madre— dije melancólico.
— Parecen querubines con el pelo claro y los ojos azules— dice Zack.
— Tienes toda la razón— respondió el abuelo— La vida me ha dado la oportunidad de poder abrazar a tus hijos… me hubiera gustado poder hacerlo contigo— agregó con pena.
— No vale la pena atormentarse con cosas del pasado— respondí