Después de aquel encuentro fuimos a jugar un rato más, di lo mejor para aparentar. Luego dejamos a Martín y al regreso fue Chris quien vino conduciendo.
Durante todo el camino no cruzamos palabra, no tenía ganas de hablar y peor aún sobre lo que paso, estaba sumida en mis pensamientos.
Al día siguiente voy a las oficinas de mi padre dispuesta a confrontarlo, pero por mala suerte no se encuentra en el país.*****En un bar de Washington D.C.*****
El bar era un tanto agradable cuando estaba lleno y con música, pero en este momento había dos que tres hombres vestidos de negro con ropas de cuero y pañuelos en sus cráneos.
¿Roqueros?
¿Motociclistas?
Tal vez sí o tal vez no o, tal vez personas pasándose por grandes y rudos con el fin de llamar la atención de cualquier chica.
−Dame otra por favor.
−No deberías tomar sola.
−¡Tú no me mandas okay! − Reacciono ante mis propias palabras −.