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La potencia que irradia de él me hace jadear levemente, mientras Nathaniel se levanta de su asiento y se coloca al lado de Tobias. Lo miro rápidamente. Es tan alto como Tobias, pero no hay duda de que es un Alfa. Su cuerpo musculoso y su postura poderosa lo delatan. Tiene el cabello negro azabache, ondulado y desordenado, que cae justo por delante de sus orejas, y unos ojos azules profundos e impresionantes, como el océano. Vestido con unos jeans negros y una camisa gris desabotonada, es un espectáculo. Bajo la mirada rápidamente para no ofender, insegura de sus expectativas respecto al respeto entre lobos.

—Alfa, te presento a Ivy. Ivy, este es el Alfa Nathaniel —me presenta Tobias, y levanto nuevamente la vista para encontrar esos ojos azules, sintiendo que mi aliento se detiene ligeramente.

—Ivy, soy Nathaniel. Por favor, ven a sentarte.

Su voz es profunda y resuena con fuerza. Siento que los vellos de la nuca se me erizan en respuesta. No consigo encontrar las palabras, así que asiento con la cabeza y voy a sentarme en el puesto. Nathaniel me sigue y se sienta a mi lado, mientras Tobias me pregunta qué me gustaría beber.

Por fin encuentro mi voz.

—Agua está bien… Todavía me queda otra tanda, así que necesito mantenerme hidratada.

Él sonríe.

—Claro, vuelvo enseguida.

Se aleja, y entonces me golpea la realidad…

Estoy sentada sola con el Rey Alfa.

Punto de vista de Nathaniel

Miro a Ivy mientras se sienta a mi lado, y me cuesta mucho no alargar la mano para tocarla o sostenerla. Kiba da pasos frenéticos en mi mente, claramente increíblemente feliz de que nuestra compañera esté frente a nosotros. Ahora que está más cerca, su aroma es irresistible y no hay duda.

Es ella, la que fue hecha para mí.

Puedo sentir su vacilación mientras nos sentamos en un breve silencio, seguramente ha oído hablar un poco de mí. También me pregunto si ella me siente de la misma manera, pero hay algo raro en ella. También percibo una fuerza en su interior, y eso se confirma cuando ella es quien habla primero, aunque evita el contacto visual.

—¿Cómo debo dirigirme a ti ? No quiero ser irrespetuosa. No he conocido a muchos otros Alfa aparte del Alfa de mi manada.

Pienso un momento. No ha mencionado al Alfa de su manada como su Alfa. Me pregunto si hay alguna tensión allí. No es raro que algunos miembros de una manada no estén de acuerdo con su Alfa, pero aun así suelen hacer una referencia más personal, ya que los Alfas son los líderes de sus comunidades. Interesante.

—Puedes llamarme Alfa, o simplemente Nathaniel o Nate. Como te sientas más cómoda. Además, no juego a esa tontería del contacto visual. Me gusta mirar a la persona con la que hablo.

Mi respuesta parece desconcertarla un momento, pero respira hondo y levanta la mirada para encontrar la mía, y nuestros ojos se conectan, por más tiempo esta vez.

Los suyos son de un verde esmeralda, lo que contrasta fuertemente con sus mechones rojos, pero de alguna manera, le quedan perfectamente.

Podría perderme en esos ojos…

Me arranco de mis pensamientos cuando Tobias regresa, colocando una botella de agua delante de Ivy y otro bourbon para mí sobre la mesa. Ella coge la botella y, con gracia, desenrosca el tapón, llevándola a sus labios para dar un sorbo. Es hora de conversar.

—¿Desde cuándo cantas ? —pregunto, y ella vuelve a tapar su botella.

—Desde que era una cachorra. También toco el piano.

—Tu voz es algo especial, no es nada que haya escuchado antes.

Ella sonríe levemente y baja la mirada para ocultar su pequeño rubor.

—Gracias por el cumplido.

—Kai mencionó que te contrata para varias presentaciones aquí en Iron Wolf —interviene Tobias, y le agradezco que ayude a mantener la conversación. Ella gira la cabeza hacia él y asiente.

—Sí, Kai me paga para tocar aquí a veces —se aparta un poco—. Solía tocar aquí mucho más, pero debido a otras… responsabilidades en mi manada, no he podido venir tan seguido como me gustaría. Aunque eso aumenta la anticipación de algunos que vienen a escucharme.

Se inclina para tomar su botella de agua.

—¿De qué manada eres ?

Se detiene, y sus ojos se apartan de Tobias y vuelven hacia mí.

—Eh… soy de Red Moon.

—Luna Roja. Suena familiar —me giro hacia Tobias—. ¿No es Red Moon una de las manadas que tengo que visitar en aproximadamente una semana ?

Tobias me mira y asiente.

—Sí, Alfa. Debes quedarte allí la próxima semana para supervisar una fusión de manadas y realizar una visita.

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