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Al día siguiente.

Jueves 5 de enero de 2017.

Paola, me ha dicho que tomó otro avión en Europa y llegará a Rusia después del medio día cuando hablamos por teléfono hace unos minutos.

—Susan, por favor, come algo hija.

Insiste mi madre, mientras estoy ansiosa mirando por la ventana hacia la calle.

Desde que salí de la habitación ya lista para marcharme, espero por el chófer de Maks.

La miro de reojo.

—No puedo, es algo urgente. —Digo ignorando su preocupación por mí.

—Como que no puede. Acuérdate y piensa en tu embarazo. —Ella insiste y conociéndola, sé que no me dejará ir sin probar ni un bocado del desayuno.

—Sí, pero la ansiedad no me deja desayunar hasta que no sepa qué sucede realmente en la empresa.

—Hazme caso y no sea tan obstinada. Estoy segura de que ese chófer entenderá si acaso llega ahora y tenga que esperar por ti.

Cedo a su insistencia y me acerco a la mesa para probar aunque sea un poco.

Disfruto del rico desayuno, plátano majado con huevo, queso y sal