- Bueno ya que lo dicen así… - hablo Hugo mirando de reojo a sus hombres, quienes entendieron la señal – supongo que puedo asumir mi culpa en ciertos actos.
- ¿Ciertos actos? – pregunto con molestia Romeo - en verdad que mereces el premio al mejor sínico.
- Bueno no soy responsable de los actos que hacen mis subordinados a mis espaldas – hablo con calma.
- Convenientemente – dijo Bernardino en tono monótono.
- ¿Alguna queja, mocoso? – pregunto mirando mal al mas joven de la habitación.
- Creo que es un pensamiento general – argumento la mujer mayor.
- Como sea… mis acciones fueron realizadas por una petición especial que recibió mi familia – menciono - y como un empresario amablemente accedí a ofrecerle mis servicios.
- ¿Ah sí? y ¿quién te pidió que atacaras la escuela que está en MI territorio? – pregunto Camilo molesto.
Hugo sonrió de forma arrogante y justo en eso las puertas de la habitación se abrieron de golpe revelando a un chico rubio, ligeramente fornido, de ojos color gris o