Capítulo 27.

Lidia empezó a llorar—que dices Nadia, yo… yo nunca podría estar con tu pareja—las pocas palabras que salían de sus labios eran forzadas porque aún sus heridas están totalmente abiertas y el dolor no la dejaba hablar con fluidez.

—¿sí? ¿Estás segura?  —le preguntó y empezó a reír con sarcasmo—y con Maikel que hiciste—le respondió antes de marcharse apretando los puños para no estamparlos en la cara de Lidia. Hecha una furia salió del palacio, tratando de respirar aire fresco.

Narra Alisan.

Me molesta que Nadia aún desconfíe de mi amor a pesar de que le he confesado que la amo y no sé cómo decirle para que me entienda que nunca he estado c

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