Como si fuera parte de un reflejo, ella cerró sin pensar la puerta, respiro una y otra vez y espero con ansias que el hombre fuera de la puerta desapareciera, sus recuerdos comenzaron a fluir, un mar de sufrimientos se aproximaron a ella como una avalancha dispuesta a sepultarla viva, odiaba sentirse de esa forma, impotente y frágil ante una persona que le había infringido una y otra vez dolor, no solo físico sino también mental
Cerró los ojos y se acurrucó en el suelo, esperando que los golpes que le daban a la puerta se detuvieran, como si no quisera escuchar nada, puso su la palma de sus manos en sus oídos, sin embargo el sonido seguía filtrándose
— Toc, toc, toc, ¡abre! Abre la puerta, abre la puerta p*ta barata, ¿creiste que nunca vendría a verte?
Negándose a abrir la puerta, los golpes continuaban, el hombre no parecía rendirse inclusive la puerta de rompería primero antes de que él decidiera marcharse
— ¡Abre ahora! No me hagas enojar